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viernes, 9 de marzo de 2012

Repaso a Febrero: Libros

    Tras pasar los últimos años leyendo ensayo, ahora me apetece más novela. Sin embargo, la falta de tiempo y el sueño acumulado de... no se, de eones, hacen que cada vez que intento leer algo me duerma irremediablemente o lea al insuperable ritmo de una línea por minuto, así que he decidido que estos primeros meses del año solo voy a leer libros cortos (que acabe en poco tiempo) y con garantía de calidad. Por ahora, han pasado por mis manos (y por mis ojos) estos cuatro:

Cuaderno
de Miguel Ángel Hernández-Navarro, Pablo Gutiérrez y Javier Pividal
    Uno de mis autores murcianos favoritos es, sin duda alguna, Miguel Ángel Hernández-Navarro, un autor del que ya os he hablado por aquí, pero no todo lo que quisiera. Miguel Ángel fue mi profesor en una de las mejores asignaturas a las que asistí durante la carrera, "Fuentes iconográficas del arte contemporáneo". Fue entonces cuando empecé a entrar en su blog, nohalugar, y a leer sus relatos (mención especial a ésta poesía, que me encanta). Si tenéis la oportunidad de leer algo suyo, no la desaprovechéis.

    Cuaderno es un pequeño libro más artístico que novelesco o ensayístico. De hecho, mi ejemplar es el número 93 de una tirada de 300. En él, textos de Pablo Gutierrez y Miguel Ángel Hernández-Navarro se intercalan con dibujos de Javier Pividal. Una pequeña joya.

El árbol de la ciencia
de Pío Baroja
   Una buena amiga me dejó este libro esperando que me encantara (supongo), pero me ha dejado un poco indiferente. De hecho, diría que no me ha gustado demasiado. Es una historia que tiende al costumbrismo en la que, de vez en cuando, aparecen conversaciones filosóficas sin venir a cuento. De hecho, hay un capítulo completo dedicado a una conversación que no tiene nada que ver con nada (supongo que para marcar el paso de la época de estudiante del protagonista a la época de médico; de todas formas, en la wikipedia tenéis información más contrastada que la mía). 

Pedro Páramo
de Juan Rulfo
    Hace unos meses, quedé con unos amigos en un bar al que solemos ir. Llegué tarde y apenas había sitio: sólo podía sentarme cerca de unas chicas que no iban con ellos y que no conocía de nada. En fin, no se si me conocéis, pero los desconocidos me dan un pánico absurdo que me hace o bien quedarme en silencio absoluto, o bien hablar sin parar. Aquella noche fue la segunda opción.

    Resultó que las chicas estudiaban filología hispánica y acabamos hablando durante horas de literatura. Yo les dije que mi libro favorito es 100 Años de soledad, y ellas me recomendaron Pedro Páramo, anterior al de García Márquez y también perteneciente al Realismo Mágico. Lo apunté en el teléfono, seguimos hablado y me fui a casa. 

    Al día siguiente, compré el libro y le eché un ojo por encima. Contacté con uno de mis amigos para que me pasara el teléfono de alguna de las chicas de la noche anterior y me dijo... que no las conocía. Que nadie del grupo las conocía. Que llegué, me senté y nadie me dijo nada porque me veían entretenido con las desconocidas. En fin, mis amigos.

   Bueno, resulta que Pedro Páramo es genial. Estoy deseando volver a leerlo pero, esta vez, completamente descansado y de un tirón. La edición que compré tenía un prólogo con mucha información sobre la estructura del libro, pero recomiendo leer esa información después de leerlo: merece la pena el desconcierto inicial. Si queréis saber más detalles del libro, la wikipedia es vuestra amiga (pero, en serio, leedlo sin saber nada).

El viejo y el mar
de Ernest Hemingway
    Lo compré en verano, en un puesto de libros de segunda mano que ponen todos los años en La Manga, pero no me había puesto con él hasta ahora. Debo decir que es un pequeño texto magnífico; una vez leído, se me ocurren tantas interpretaciones que quedarme sólo con una se me antoja poco. Muy recomendable (Argumento y esas cosas en la Wikipedia).

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