Hiroaki Samura sigue tejiendo la historia de Manji lentamente, avanzando poco a poco y lucha a lucha, pero sin caer en las trampas típicas del shonen. De hecho, está consiguiendo crear una serie sin protagonistas, sin buenos y malos, sólo vencedores y vencidos.
El principal "pero" es el dibujo: una narración sutil y elegante (esto es lo mejor de Samura) muy mal acompañada por personajes poco caracterizados y por tramas demasiado monótonas que empobrecen el resultado final de las ilustraciones. En serio, me encanta el dibujo de Samura, capta el movimiento de una forma muy acertada, pero ganaría mucho si usase más la plumilla y menos las hojas de tramas (como hacía al principio).
Sobre este tomo en concreto, no mucho que decir: Samura sigue creando unas secuencias geniales (las escenas de acción en los capítulos de "Las Vasijas" no tienen desperdicio) que aportan lo justo a la historia para que sea interesante, pero no demasiado. Realmente, nada me parece tan interesante en La Espada del Inmortal como Manji encadenado y siendo objeto de experimentos (sí, esa es mi historia favorita de la serie).
Lo mejor, sin duda, la increible lucidez de algunos personajes: "Lo que tenemos que hacer es aceptar que los familiares y amigos de aquellos a quienes hemos matado nos odiarán durante toda la vida. El sólo hecho de pensar en perdonar y ser perdonado me parece obsceno".
Lo peor... no hay nada realmente malo... pero odio la página 12 (no hace falta dibujar teniendo Ctrl+C y Ctrl+V). Por otra parte, el dibujo pierde muchos detalles con las tramas
7+ (de 10)
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